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Cultura y lengua latinas III.

LITERATURA LATINA III.
B. FUNDACIÓN DE ROMA - SIGLO III A.C. (753 - 200 A.C.)
De los años anteriores al 200 no se ha encontrado prácticamente nada, de modo que nos tendremos que valer de escasos fragmentos y citas de autores anteriores.
La primera manifestación conocida son los Carmina Saliaria, himnos de los sacer-dotes de Marte dedicados a la custodia de los ancilia (escudos sagrados), uno de los cuales había caído del cielo. Los cita Varrón, pero nada hay confiable.
Además, está el Carmen Fratrum Arvalium recitado en las festividades de la Dea Diva para pedir una buena cosecha. Datarían del 218 a.C. y se encontraron grabados en mármol en 1777.
Nada ha llegado hasta hoy de la poesía mencionada por autores del siglo I a.C. Se trataría de poemas profanos, cantos burlescos de los milites, o de amor.
Conocemos, por mención de Virgilio y Horacio, los Carmina Fescenina (de Fescenniumn poblado etrusco). Se trataría de la representación dialogada en versos saturninos realizada por actores campesinos no profesionales, con oportunidad de festejos dedicados a Tellus (la Tierra) y Silvanus (dios de los bosques). Había disfraces y máscaras que facilitaban excesos que la Ley de las Doce Tablas prohibieron.
Modificación de estos Carmina reforzados por música y danzas, fueron los Satura (¿360 a.C.?) que se representaban en el Circo. Se trataba de poemas compuestos de metros y asuntos variados. Sus introductores habían sido etruscos, pero como eran sólo actuación mímica, la población los acomodó a los versos fesceninos y se hicieron tan populares que, una vez introducida a Roma la comedia griega, no desaparecieron sino se les conservó como una parte final, graciosa, de otras representaciones escénicas, con el nombre de exodium (canto satírico para mover a risa).
De esta época se conservan algunos epitafios, como el de Lucio Cornelio Escipión (censor en 258 a.C.) descubierto en 1780 en un enterratorio en la Via Appia; en otro sarcófago se encontró también un carmen en 1614.
Contemporáneo, se han ubicado producciones de la literatura jurídica, historia y oratoria.

Al respecto, Cicerón en "Brutus" testimonia la figura de Lucio Bruto, primer cónsul, y del dictador Marco Valerio.
Tito Livio nos da noticia de las laudationes funebres, especies de panegíricos exaltando los méritos de un difunto.
Hemos ya mencionado las Leyes de la XII Tablas merecedoras de recordarse no sólo por su importancia en el Derecho Romano, sino también por su forma estilística corta, precisa y concisa. Fue elaborada en 451 a.C. por los decemvivi.
En los colegios sacerdotales se escribían los fasti, anotaciones de carácter histórico que aprovecharían los historiadores por venir. Además, usaban los tabulæ dealbatæ (tablillas blanqueadas) con acontecimientos civiles y religiosos.
Respecto a autores de materias jurídicas, sus obras fragmentadas han sido recogidas en un "Digestum" que mencionaremos en su lugar.
De esta época encontramos algunos nombres. Sea el primero Livius Andronicus, poeta griego muerto más o menos en 240 a.C., esclavo, pero luego liberto de Marco Livio Salinator; regularizó la comedia y se le encomendó escribir una tragedia y una comedia celebrando la victoria sobre los cartagineses. Habría escrito trece tragedias, tres comedias y tradujo la Odisea.
En los Ludi Romani se representaron sus obras, rememoranzas del ciclo troyano: la furia de Aquiles (Achilles), la locura de Ayax (Aiax Mastigophorus), la aventura del caballo de Troya (Equus Troianus), el asesinato de Agamenon (Ægistus), etc. De toda su obra, apenas se conservan algunos centenares de versos, pero sí se puede constatar su aporte de introducir a Roma la poesía griega.
Marcus Porcius Cato, Censor, (234 - 139 a.C.), es el primer prosista conocido con su "De re rustica" (Acerca de la agricultura). Cornelio Nepote dice en su biografía: "Viejo ya se dedicó a escribir sus historias, que constan de siete libros. El primero contiene los hechos del pueblo romano ocurridos durante el gobierno de los reyes; el segundo y el tercero consignan la procedencia de cada ciudad itálica, por lo cual parece que dio a todos el nombre de Orígenes. Trata el cuarto de la primera guerra púnica y el quinto de la segunda. Todos los asuntos aparecen tratados sumariamente. Con igual sistema expone las restantes guerras, hasta la pretura de Servio Galba, depredador de los lusitanos".
Otra obra suya es "Carmen de moribus" y "Ad filium libri", especie de enciclopédica práctica dedicada a su hijo.

Ahí define, por ejemplo, al orador como vir bonus dicendi peritus, verdadero técnico en retórica, con esta receta utilitaria: rem tene; verba sequenter.
Además, orador, en tiempos de Cicerón se conservaban más de 150 discursos suyos y a sus intervenciones se debe que el Senatus prohibió las fiestas Bacanales (en honor de Baco), y que fueran expulsados dos filósofos epicúreos, entre otras acciones.
El autor Aulo Gelio ("Noches Áticas") alaba su fuerza y vivacidad, pero le critica la carencia de ornato y de armonía. Desafortunadamente, de su obra se conservan mezquinos fragmentos.
El poeta Quintus Ennius (239 - 169 a.C.), nacido en Calabria, es ciudadano romano por gracia al latinizar el hexámetro. Con sus Annales, de carácter épico, ha merecido el calificativo de "Padre de la poesía latina", permitiendo el surgimiento de grupos literarios (por ejemplo, el de Escipión el Menor con el orador Cayo Lelio, el estoico Panecio, el historiador Polibio, Lucilio y Terencio, esclavo africano). De los Annales, poema en 12 libros en hexámetros dactílicos, nos quedan 600 versos que narran la historia de Roma desde su fundación
Escribió Hecuba, Ifigenia, Tiestes, Medea desterrada, todo en hexámetros; además 18 carmina y algunas tragedias al estilo de Eurípides. Su estilo es rudo y Horacio afirma que sólo escribía cuando estaba ebrio y así se explicaría su mezcla de lo serio y lo cómico, la filosofía y la moral, la fábula y la ironía.
El más antiguo historiador, Quintus Fabius Pictor (259 a.C. - ?), contemporáneo de la guerra púnica, nos ha conservado su testimonio en los "Annales". De ella, al igual que de su "Historia Natural", se conservan sólo fragmentos mencionados por otros autores.
Cneus Nævius, poeta de Campania, escribió "Bellum Poenicum", 9 tragedias y 8 comedias de las que sólo tenemos pocos fragmentos. Pero sabemos que en 229 a.C., una de sus comedias disgustó a Metelo que lo exilió a Utica donde fallece el 202 a.C.
Su obra Hariolus, de carácter de togata se acerca a las palliatæ, nos entrega un verso, retrato de una joven coqueta dirigiéndose a Cupido:
"Edepoe, Cupide, cum tam pauxillus sis, nimis multum vales" (Oh Cupido, ¡Por Polux! siendo tan pequeñito, ¡cuán grande es tu poder!).
Otras obras suyas eran de temas griegos, del género prætextæ, como Romulus y Clastidium, para celebrar la victoria de Claudius Marcellus sobre los galos cisalpinos (222 a.C.).
Para cerrar este siglo mencionamos a Titus Maccius Plautus (254 - 184 a.C.), poeta cómico de Umbría, de gran éxito en la palliata, fecundo autor que habría escrito 130 comedias de las que nos han llegado 20 y fragmentos de otras 31: Amphitrus (mitológica), Asinaria, Aulularia (imitada por Moliere en "El Avaro"), Captivi, Circulio, Epidicus (historia de un esclavo), Bacchide y Menoechni, entre otras.
Elogiado incluso por Cicerón, su estilo es puro y liviano, con fuerza cómica en situaciones y caracteres; uso hábil del idioma, fecundo en neologismos.

No obstante, Horacio lo critica acremente por incoherente, grosero y libertinaje en la versificación.

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