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Bohdan
Sobota, 21. decembra 2024
Literatura española medieval II. (POEMA DEL MIO CID)
Dátum pridania: 28.07.2008 Oznámkuj: 12345
Autor referátu: fernando
 
Jazyk: Španielčina Počet slov: 7 513
Referát vhodný pre: Stredná odborná škola Počet A4: 21.7
Priemerná známka: 3.00 Rýchle čítanie: 36m 10s
Pomalé čítanie: 54m 15s
 

Edmundo Chasca atribuye un valor estructural y formal a la progresión 30-100-200-30, 30 y ve ligada al progresivo incremento de la mesnada del Cid que puede recapitularse así: 60+115+425+3.000+370=3.970 (Chasca; 1972, p. 250.) Los obsequios muestran la voluntad del héroe para continuar la relación de vasallaje, a través de ellos el juglar muestra por una parte la redención del Rey y por otra el señorío y honra cada vez mayor que alcanza el Cid.

Los trescientos noventa caballos han sido muy bien recibidos por el rey. Babieca, que culminaría la serie de los presentes, es rechazado. Consideremos que está cuidadosamente equilibrada la mención de los caballos y la detallada descripción de la reacción del rey no es casual y creemos que para comprender su función estética deberemos integrarla a la totalidad del Poema, interpretándola como un indicio que apunta a un Cid centáurico, tanto más cuanto que no sólo caballos ha dispuesto el Cid para su señor: de pasada, sin la menor insistencia se mencionan otros objetos de gran valía como la tienda del rey de Marruecos (vv. 1789 ss) o el escaño en las cortes de Toledo (v. 3115). Nos parece que en el verso 3521 el rey reconoce la unidad centáurica del Cid como héroe ante toda su corte: la honra de Alfonso viene por el Cid y por su caballo. Esta unidad centáurica había sido probada ya por el juglar. ¿Cuándo se hace famoso Babieca en toda España? No es, como podría esperarse, en un combate. El juglar nos da cuenta de como el Cid se hizo señor de Babieca en la tirada 86. El rey ha permitido que doña Jimena, sus hijas y dueñas vayan a reunirse con el Cid. Uno de los objetivos del héroe se cumple: ha conquistado un hogar para los suyos. Sintamos todo lo que el momento significa para el hombre Rodrigo al que viéramos llorar en la primera tirada. Supimos de sus lágrimas al dejar Vivar. Ahora sabremos de su alegría:

Mandó mío Cid...(v. 1570)
e aduxiésenle a Bavieca; poco avié quel ganara
d'aquel rey de Sevilla e de la sue arrancada,
aun non sabié mio Cid, el que en buen ora cinxo espada,
si serie corredor o ssi abrié buena parada; (v. 1573-v.1575).

Mediante este caballo -que aún no ha sido probado por el Cid- expresará su alegría. Nadie puede decir si el caballo soportará toda la carga emotiva del héroe o si se quebrará, incapaz del peso: con qué calma, con qué mesura narra el juglar toda esta escena, ¡qué parquedad!
Por nombre el caballo Bavieca cavalga,
fizo una corrida, esta fo tan estraña,
quando ovo corrido, todos se maravillavan;
des día se preció Bavieca en quant grant fo España (v.1588-v.1591).

8. MARAVILLA ÉPICA Y NÚMERO.

Eleazar Huerta llama a Rodrigo Díaz de Vivar "el ungido con la magia del tres, número de la Santísima Trinidad" y agrega que "la fuerza oculta y divina del número tres se manifiesta en otros episodios posteriores del Poema" (Huerta: 1948, p. 130 s.). Efectivamente pareciera que el 3 y sus múltiplos rigieran el destino del héroe en los tres cantares que componen el Poema, y aunque de paso, recordemos los 60 pendones, la niña de nueve años, los tres presentes que envía el Cid al rey, no podemos olvidar que los números citados en el poema son numerosos.

Edmundo de Chasca dedica el capítulo XII de su obra. El arte juglaresco en el "Cantar de Mio Cid", (Chasca: 1972, pp. 237-269) al estudio del empleo del número "como elemento de la estructura y forma del poema" y, haciendo una minuciosa y detallada estadística, señala que "el 8% de los 3.730 versos contiene cifras" (Ibídem, p. 237). Postula básicamente que "la función especificativa del número, ya indicada, aunque no del todo demostrada, hace constar la precisión del estilo de Cantar con más claridad que ningún otro aspecto verbal. La exactitud histórica de ciertas cifras, como veremos, también comprueban su verismo..." (Ibídem, p. 244).

No creemos que la función del número sea sólo un procedimiento estilístico que apunte a la precisión y exactitud histórica. Su función está más allá de lo estilístico, revela una poética y más aún, una concepción filosófica neoplatónica. ¿Estaría el número en la Edad Media concebido cuantitativamente tal como en nuestros días o tiene otras connotaciones? Para aclarar este punto recordemos los planteamientos de la estética de Boecio: "es de estilo matemático, científico, positivo. Mientras Theon de Esmirna y Nicómaco de Gerasa, entre los paganos y San Agustín y los otros Padres insisten sobre la significación alegórica de los números y de las proporciones, Boecio se detiene en sus propiedades matemáticas y formales (...) La belleza es la armonía aparente de los miembros visibles, es decir, la justa proporción de las partes "en superficie" (...) Es la estética estoica, tanto en la definición de la belleza como en su enjuiciamiento moral" (Bruyne: 1958, p. 15) "El fulgor brillante de las formas pasa como el de las flores primaverales, pero el número que da unidad a los elementos de las cosas perdura. Por encima del conocimiento sensible está el pensamiento que alcanza el ser; por encima de la belleza pasajera y movediza reina la belleza permanente de los tamaños y las proporciones" (Ibídem, p. 18).

El número es un modo de expresar la relación de la parte con el todo.

 
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