si desondra y cabe alguna contra nos
la poca e la grant toda es de mio señor (v. 2910-v. 2911).
Muñoz Gustioz lo hace así presente al rey (v. 2936) y éste asume esta deshonra como suya (v. 2954ss) y hace explícita la relación señor-vasallo: De lo que a vos pesa a mi duele el corazón (v. 3031). Es el rey quien unifica.
La España medieval tiene conciencia de que es una unidad "que no se funda, sino que se alcanza, como algo que, por lo menos en grado de posibilidad, existe previamente, y después, una unidad que no se destruye, sino que se fragmenta semejante a la "unidad compuesta" de la escolástica" (Maravall: 1964, p. 341). Esa conciencia de unidad fragmentada está presente en el Cid al reconocer en el rey a su señor natural (v. 1272) y en el juglar al mencionar los lugares sobre los cuales reina Alfonso:
Rey es de Castiella e rey es de León
e de las Asturias bien a San Salvador,
fasta dentro de Santi Yaguo de todo es señor,
ellos comdes gallizanos a él tienen por señor (vv.2923-2926).
Si "todas las cosas fueron establecidas en la armonía por la razón divina según el orden de los números" (Bruyne: 1958, p. 19) el primer número correspondería al rey: "el primer principio es el principio varonil" (Ibídem, p. 24). El Cid es el otro, "el principium Alterius, el principio femenino el de la multiplicidad, del cambio". La metafísica del número con que trabaja el pensamiento medieval revela influencia neopitagórica: para ellos los números constituyen la esencia de las cosas y el mundo entero no es sino armonía y número. "Los números son causas de las cosas en tanto que son los límites o términos que las definen.. el número no es todavía concebido en una forma rigurosamente abstracta", no designa sólo una cantidad, sino principalmente una relación "es una figuración espacial de puntos separados unos de otros." (Robin: 1926, p. 80). Creemos que desde este ángulo debemos estudiar los números que aparecen en el Poema en función de la oposición básica del principium Eiusdem por el cual las cosas creadas permanecen idénticas a sí mismas y del principium Alterius por el cual se alteran y desarrollan de manera continua, "el primer principio es el de la unidad, el otro el de la multiplicidad. El uno está simbolizado por la mónada, el otro por la diada" (de Bruyne: 1958, p. 24). El rey y su corte masculina representaría el primer principio, el Cid y su familia -línea femenina el segundo- ahora entendemos mejor que el juglar elimine de la obra todo elemento que pudiera enturbiar o confundir el plan de la composición. En la descendencia del Cid es insignificante (no significante) el hijo Diego en cuanto no haría tan evidente la línea femenina del vasallo. Consideramos que la tradicional máquina o maravilla épica tan evidente en obras antiguas, Ramayana, Bhaghavad Gita, como en la Iliada, en La Odisea, en La Eneida en el Poema del Cid se expresa a través del simbolismo y magia del número, y no mediante intervenciones divinas.
Recordemos que el ángel aparece en sueños y en la tirada 19 que sólo tiene siete versos, en cinco ocasiones se insiste en que el Cid se durmió y en sueños tuvo una visión. Se narra en la tirada 112 el episodio del león, que sirve para presentar "tres conductas: la valerosa del veterano, la ridícula del cobarde y lo maravilloso del héroe" (Huerta: 1848, 177) con las consecuencias que se advierten en el resto del Cantar. Con este relato se pone en evidencia la cobardía de los Infantes que culminará en el Robledal de Corpes. Resalta el simbolismo de la escena cuando analizamos los elementos que la conforman. El león, rey de los animales, representa nuestra energía y fuerza instintiva de la que debemos hacernos dueños para conquistar nuestro propio señorío. Es similar a la carta del Tarot llamada La Fuerza que presenta a una dama dominando una fiera. Este símil nos induce a establecer otras analogías con el naipe: y recordemos que en las cortes de Toledo, ante el Rey el caballero pide a los infantes cuenta por la injuria a sus hijas, la dama. Se enfrentan los arcanos cortesanos. Rey-Dama-Caballero-Paje. Por otra parte, observamos las exigencias del Cid: reclama, en primer lugar las espadas, ganadas "a guisa de varón" (v. 3154) "denme mis espadas quando mios yernos non son" (v. 3168). En segundo lugar, demanda el oro: "en oro e en plata tras mill marcos les dio" (v. 3204) "denme mios averes quando mios yernos non son" (v. 3206). A continuación inculpa de menos valer a los infantes por la afrenta contra las hijas, damas, tierra, matrices, copas simbólicamente. Todas estas demandas son acogidas por el Rey, el que tiene el cetro, el basto y este las eleva a categoría de "reinas de Navarra y Aragón" (v. 3399) bajo el patrimonio del buen rey don Alfonso quien se autodeclara protector de los del Cid "yo seré el curiador" (v. 3477). ¿Será el Poema del Cid portador del simbolismo hermético? Cada uno responda conforme su propio entender.
9. CONCLUSIÓN.
Hemos querido proponer líneas de lectura para el Poema de Mío Cid y sobre todo, algunas instancias de análisis y discusión. Consideramos que es importantísimo conocer los fundamentos filosóficos de su cosmovisión, por cuanto esta estética da forma adecuada a la voluntad característica de la cultura medieval de abarcar el mundo en su verdad esencial, ordenada conforme una razón primera y manifestada en la multiplicidad como tendencia a la totalidad y a la unidad primordial que el hombre debe conquistar para sí y para su entorno. Es el trabajo del Cid trasmutar la injusticia en justicia para restablecer el orden y el equilibrio.
Héroe ejemplar que se nos propone como modelo. Assí ffagamos nós todos justos e peccadores! (v. 3728).