Símbolo del poder del señor era el castillo, en el caso de la Iglesia, los monasterios, y las catedrales; en ellos, a la vez que habitaban los señores, funcionaban todos los poderes civiles y religiosos: administración de justicia, cobro de tributos, almacenes de víveres y, en caso de peligro, lugar de refugio para los vasallos.
Paulatinamente la situación empieza a cambiar entre los siglos XII y XIII: se inicia una fuerte actividad comercial y se fomenta la artesanía en las ciudades que son centros comerciales a los que se denomina burgos; de donde a sus habitantes, mercaderes y artesanos, principalmente, se les llamó burgueses. Su mentalidad es diferente a la de los señores y campesinos y supieron dar gran impulso a la economía de mercado, a la vez que fomentaron, en la ciudad, un fuerte renacer cultural que culminará con la creación de las Universidades. Influyen en los grandes señores quienes se preocuparán de educar a sus hijos y transformar la corte en un centro cultural.
En los siglos siguientes, se debilitó el feudalismo, sin desaparecer del todo. Los reyes, apoyándose en la burguesía trataron de someter a la autoridad real a los nobles y se generaron verdaderas guerras civiles. Recordemos que la intervención de Juana de Arco, la Doncella de Orleans (1412-1431), permitió que Carlos VII de Francia fuera coronado rey en Reims en 1429. El mundo medieval se dinamizó. Caminantes, peregrinos, aventureros, juglares, durante el día recorrían los caminos casi solitarios y pasaban la noche en las posadas, lugar de encuentro de personas muy disímiles; en ella convivían juglares, frailes, bandoleros, labriegos, feriantes; eran, por lo tanto, centros de intercambio cultural y de experiencias vitales. En las mañanas traspasaban las puertas de la ciudad o de la villa, se abrían paso por sus estrechas callejuelas caminando entre herreros, zapateros, y otros trabajadores que exponían sus tiendecillas en ese verdadero mercado público. A veces en esas mismas calles o en las plazas y lugares más abiertos, los juglares cantaban sus canciones de gesta, los trovadores tañían melancólicas canciones de amor, los titiriteros representaban cuadros escénicos.
Ya lo señalábamos, surge una nueva actitud vital. Ya no se concibe el mundo como un absoluto sujeto a la voluntad de un Dios omnipotente; se le interpreta como cambiante, por influencia del azar o de la fortuna. Se rompe el sentido comunitario y surge el indivi-dualismo, la competencia, el afán de sobresalir. Se valora el sentido común sobre el pensa-miento mágico y analógico; la inteligencia se hace racional y se aprecia la capacidad para modificar las circunstancias y las cosas en el propio beneficio.
4.2 RELIGIOSIDAD MEDIEVAL
La ideología de la Edad Media está totalmente penetrada por creencias religiosas no sólo cristianas, musulmanas y judías, sino prerromanas y romanas. Hay en toda Europa un sustrato vivo de creencias animistas y míticas.
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