Gonzalo de Berceo, por ejemplo, en su vejez, dice en su Vida de Santa Oria, Virgen:
"Quiero en mi vejez, maguer so ya cansado,
De esta sancta Virgen romanzar su dictado" (2)
Y más adelante agrega:
"Habemos en el prólogo mucho detardado,
Sigamos la estoria, esto es aguisado,
Los días son no grandes; anochecerá privado
Escribir en tiniebra es un mester pesado". (11)
Estos manuscritos se reúnen en códices, algunos de los cuales, relativamente escasos, han llegado hasta nosotros. Recordemos que en el siglo II a.C., Eumenes, rey de Pérgamo, en el Asia Menor perfeccionó el modo de escribir sobre cueros o pieles de animales (terneros, ovejas, vacas), una vez raspados los pelos de la piel, encolados los agujeros, blanqueados con agua de cal y recortados del mismo tamaño. Estas pieles recibieron el nombre de pergamino, en recuerdo de su origen en Pérgamo. Esta circunstancia hacía sumamente escaso el material sobre el cual escribir. Y obligaba muchas veces, cuando el texto no parecía lo suficientemente significativo, a borrar lo escrito anteriormente para proceder a escribir nuevamente sobre el mismo pergamino. Son los palimpsestos (del griego palin 'de nuevo, otra vez' + psáo 'yo rasco' según Corominas).
También los reyes y algunos grandes señores desearon tener, en sus palacios, bibliotecas y nos han legado magníficos manuscritos con ilustraciones trabajadas con oro, que reciben el nombre de iluminaciones. Son verdaderas obras de arte como El Libro de horas del duque de Fleury. Las riqueza de estos códices transforman el libro no en un instrumento transmisor del saber, sino en un objeto de arte y de lujo de larga y costosa elaboración. Copiar libros era uno de los oficios (ministerium>mester) de los clérigos, Por eso se habla del Mester de Clerecía. Escribían, copiaban a mano los libros, con plumas de ganso o con cañas (cálamos) que venían de Egipto o del Asia Menor y cuyas puntas se recortaban y afilaban con una navajita. Generalmente usaban para escribir tinta negra y roja; para pintar los dibujos utilizaban también azul, oro y plata. Para preparar estos colores se utilizaba minio, de donde derivó el nombre de las ilustraciones: miniaturas.
4.7 FILOSOFÍA MEDIEVAL
La filosofía medieval es principalmente una profunda reflexión en torno a los misterios divinos. El hombre no tenía acceso al amplio conocimiento que se abre al hombre actual.
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