Surgió, en gran medida gracias a la influencia del arte musulmán, en los monasterios benedictinos, sobre todo en los que se construyen, a partir del siglo XI, entre los Pirineos y Santiago de Compostela, donde se produce el intercambio cultural, para luego desarrollarse con plenitud y con características propias, paulatina y casi simultáneamente en Italia, Francia, Alemania y España, con la suficiente unidad como para ser considerado el primer estilo internacional europeo.
Las concepciones del arte románico, guiado por un afán didáctico, se manifestaron en una magnífica arquitectura religiosa. Las iglesias y los monasterios eran los lugares de experimentación de un nuevo concepto de arte: se introduce la idea de equilibrio con perfecta concordancia entre la estructura y la forma. Caracterizó a la arquitectura románica la generación de un espacio de oración recogido, aislado del exterior mediante gruesos muros de gran plasticidad, e iluminado por luz natural. Llama la atención la simplicidad de las líneas que se manifiesta con toda evidencia, en los campanarios cuyas siluetas robustas y severas se unen armoniosamente con el paisaje. Se emplean columnas y molduras robustas, arcos de medio punto, bóvedas de cañón, contrafuertes. Especial importancia adquiere el tímpano. La iglesia románica no fue solo un edificio, para el hombre románico representó un símbolo. La fusión entre lo religioso, lo social y lo simbólico hace difícil distinguir en un edificio románico cuáles son las exigencias técnicas y funcionales de las propiamente simbólicas.
La pintura románica, con fuerte influencia bizantina, tanto sobre tabla como las miniaturas y la mural, siguieron, tanto en técnica como en temática, al arte prerrománico e incluso al paleocristiano. Los templos románicos se decoraron conforme los principios de disposición definidos en el arte bizantino. En la organización de los temas iconográficos, el ábside es el punto culminante de la representación, lugar donde se sitúa la representación del Pantocrator, Dios entronizado, rodeado por una mandorla o almendra mística, sentado sobre el arco iris y rodeado por el Tetramorfos, símbolo de los cuatro evangelistas.
4.8.4 ARTE MUDÉJAR
La influencia musulmana no se limitó al arte desarrollado en los territorios ocupados por los islámicos; irradió a toda España medieval y, entre los siglos XI y XVI, se generó un estilo artístico diferenciado de los anteriores como producto de la convivencia de moros y cristianos, al que llamamos mudéjar que los conquistadores y colonizadores hispanos, a su vez, difundieron en América.
Su arquitectura, propia de la nobleza menor y del pueblo, se caracteriza por el empleo de materiales baratos, de fácil adquisición en las regiones donde se cultiva: ladrillo, madera, argamasa, yeso y cerámica. A los elementos de inspiración islámica, se agregaron modelos de construcción románicos y góticos. Las paredes, ornamentadas con motivos islámicos y góticos, trabajados en yeso, yeso conforman verdaderos tapices decorativos en los palacios y en las iglesias.
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