Tras la muerte del emperador alemán, el rey francés retornó a su patria y Ricardo Corazón de León concertó una tregua con Saladino que le cedía la franja costera entre Tiro y Jaffa y la autorización para que los peregrinos cristianos pudieran con libertad, llegar hasta los lugares santos. Occidente consideró este acuerdo como una claudicación del rey inglés y una derrota moral de los cruzados.
Inocencio III, aprovechando las luchas intestinas entre los hijos de Saladino, incitó a una Cuarta Cruzada (1202-1204) cuyo objetivo era la toma de Egipto. Por intereses económicos y comerciales de la república de Venecia, se desvió el intento primero y sólo conquistaron Constantinopla donde instauraron el Imperio Latino de Constantinopla (1204-1261), regido por Balduino de Flandes. En el año 126l, el jefe de la casa imperial griega, Miguel Paleólogo, con la ayuda de Génova, acabó con este Imperio Latino.
Inocencio III convocó a la Quinta Cruzada (1219-1221), que fue organizada por Honorio III. En ella participaron el rey de Hungría, el archiduque de Austria y el rey de Chipre, tampoco lograron mayor éxito. El emperador alemán Federico II organizó la Sexta Cruzada (1228-1229). Condujo su ejército hasta san Juan de Acre y logró firmar una tregua de diez años con el sultán de Egipto, Malek-el-Kumel y la restitución de Jerusalén, Belén y Nazaret, con la condición de respetar los templos musulmanes.
En 1244, el sultán derrotó a los cristianos en Gaza y volvió a apoderarse de Jerusalén, motivando la organización de la Séptima Cruzada (1258-1254) en la que sólo aceptó participar el rey de Francia Luis IX, el Santo. Gran derrota que significó prisión para el propio rey y su ejército. Tras pagar elevado rescate, regresó a Francia donde organizó una Octava Cruzada, la última. en el año 1270. Se dirigió a Túnez para reconvertir a sus habitantes al cristianismo primitivo. Una epidemia de peste diezmó al ejército. Murió también San Luis, el rey.
5.4 LAS ÓRDENES RELIGIOSO - MILITARES
Íntimamente relacionado con las Cruzadas está el origen de las órdenes caballe-rescas religioso-militares. Entre los cortesanos y la nobleza se infunde prontamente el espíritu caballeresco, fuertemente enraizado en las creencias religiosas. Podríamos afirmar que el arcángel San Miguel, en su lucha caballeresca contra los ángeles perversos, es el arquetipo del caballero y se concibe la caballería como una auténtica milicia terrena parangonable con la milicia celestial.
Con semejante modelo, al que debemos agregar la figura, también caballeresca de San Jorge, el vencedor del dragón, no es de extrañar que los caballeros se formasen en el honor y el sacrificio que les permitirían superar sus miedos, defectos y carencias.
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