¿Cómo dar a conocer la enseñanza y el misterio que se celebraba en esas fiestas y que recordaban las lecciones litúrgicas? El clero medieval vio en la representación de "misterios" y "milagros" un instrumento apropiado para explicar con sencillez la religión y sus misterios.
Gustavo Cohen cita una carta de Balbulus que vivió alrededor de 840 al 912 al obispo de Vorcelli en que cuenta que, cuando era joven, estaba preocupado por su incapa-cidad para recordar con fidelidad las infinitas melodías de los himnos y antífonas y la preocupación para que el pueblo entendiera el significado de las ceremonias litúrgicas, por cuanto el pueblo ya no hablaba ni entendía el latín. Un monje de la abadía de Jumièges, recientemente destruida por lo lombardos, llegó a Notker llevando un antifonario en el que estaban señaladas la modulación de las coplas. A Tutilon, obispo de Notker, se le atribuye frecuentemente el tropo o adición al texto litúrgico que servirá de punto de partida para una representación de la Visita al Sepulcro. Hacia el siglo X encontramos lo que podría considerarse el primer guión de una representación medieval religiosa: En la Regla Monástica Regularis Concordia del monje benedictino inglés San Ethelwold, imitando, según reconoce una costumbre usada en monasterios de Francia -concretamente en Fleury sur Loire- propone una ingenua represen-tación del evangelio del Domingo de Pascua de Resurrección, en cuyo texto se lee:
"En aquel tiempo, pasado el sábado, María Magdalena, María, la madre de Santiago, y Salomé, compraron aromas para embalsamar el cuerpo. Y muy tem-prano, el primer día de la semana, llegaron al sepulcro, apenas salido el sol. Se decían unas a otras: "¿Quién nos quitará la piedra de la entrada del sepulcro?». Pero cuando miraron, vieron que la piedra había sido retirada a un lado, a pesar de ser una piedra muy grande. Al entrar en el sepulcro, vieron a un joven sentado al lado derecho, vestido enteramente de blanco, y se asustaron.Pero él les dijo: «No se asusten. Si ustedes buscan a Jesús Nazareno, el crucificado, no está aquí, ha resucitado; pero éste es el lugar donde lo pusieron. Pero id y decid a sus discípulos y a Pedro, que os precederá en Galilea: allí le veréis, como os dijo". Al leer atentamente este texto descubrimos en él, en germen, la posibilidad de una representación:
Personajes con un objetivo que deben enfrentar un obstáculo, son las tres santas mujeres que se dirigen hacia el sepulcro para honrar el cuerpo del Maestro. En una primera instancia sólo a través de mímica los monjes, que representaban a las mujeres, trasmitían el mensaje. Posteriormente se tradujo, ciñéndose al texto evangélico, luego se glosó y, por último se amplificó agregando algunas escenas iniciales, la adquisición de los ungüentos con el consiguiente regateo y otras finales, para cumplir la orden del ángel van a donde están reunidos los apóstoles para anunciarles la buena nueva de la Resurrección del Señor.
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