LA ESTRUCTURA:
Análisis del Soneto XXIII.:
SONETO XXIII
En tanto que de rosa y d’azucena
se muestra la color en vuestro gesto,
y que vuestro mirar ardiente, honesto,
con clara luz la tempestad serena;
y en tanto que’l cabello, que’n la vena
del oro s’escogió, con vuelo presto
por el hermoso cuello blanco, enhiesto,
el viento mueve, esparce y desordena:
coged de vuestra alegre primavera
el dulce fruto antes que’l tiempo airado
cubra de nieve la hermosa cumbre.
Marchitará la rosa el viento helado,
todo lo mudará la edad ligera
por no hacer mudanza en su costumbre.
El poema comienza con una locución temporal, En tanto que, reiterada anafóricamente después (verso 5.º), que manifiesta la simultaneidad de las acciones expresadas por las oraciones subordinadas (versos 1.º a 8.º) y por la principal (coged...), locución a la que sigue la pareja de sustantivos, con cierto carácter adjetivo, rosa y azucena, de sugestión y contraste coloristas. Nuevas parejas de términos aparecen en seguida, en los versos siguientes: de adjetivos (ardiente, honesto), de verbos (enciende, refrena), y la correlación y los contrastes significativos se muestran evidentes.
Los cuatro primeros versos inician al propio tiempo un retrato de mujer, retrato que se amplía seguidamente con la referencia al dorado cabello (que en la vena del oro se escogió) y al cuello (blanco, enhiesto). Esta esbozada descripción coincide, sin duda, con el ideal renacentista de la belleza femenina (recuérdese, como plástico ejemplo, el admirable retrato de la emperatriz Isabel, esposa de Carlos V, por el pintor Tiziano). Todavía en el segundo cuarteto (verso 8.º), el efecto del viento sobre el cabello es mostrado y matizado morosa, certeramente por la sabia gradación de las tres formas verbales: mueve, esparce y desordena, una gradación que sugiere, por un instante, a los ojos actuales, en la lentitud de los movimientos descritos, la técnica de la «cámara lenta» en el cinematógrafo. Las claves temáticas e ideológicas del poema se hallan a continuación (versos 9.º a 11.º), en la exhortación al goce de la juventud (representada tópicamente por la imagen de la primavera), antes de que ésta pase, antes de que el hermoso cabello rubio encanezca como consecuencia del paso del tiempo (metafóricamente, antes que el tiempo airado / cubra de nieve la hermosa cumbre). Este tema, de ascendencia clásica, con antecedentes inmediatos en la literatura latina, en Horacio («Carpe diem...»), y en Ausonio («Collige, virgo, rosas...»), y al que se suele denominar precisamente, con las palabras del poeta latino, del carpe diem, puede simbolizar y representar el sentido de afirmación existencial, el afán por el goce de vivir característicos del espíritu del Renacimiento. Por ello mismo, con significativa coincidencia, el mismo tema es reiterado y glosado también por otros importantes escritores renacentistas: Poliziano, Bernardo Tasso (al que leyó y tuvo en cuenta Garcilaso), Ronsard, etc. Todo ello da testimonio a la vez del interés por la Antigüedad grecolatina y del retorno a ella, otra de las claves inspiradoras del Renacimiento.
Sin embargo, los tres versos finales del soneto nos recuerdan y aseveran la inexorable fugacidad de todas las cosas, con un ejemplo concreto primero en bellísimo verso (Marchitará la rosa el viento helado), mediante una afirmación de ámbito general después: todo lo mudará la edad ligera / por no hacer mudanza en su costumbre. El último verso, según observó Rafael Lapesa, «se repliega en una paradoja incolora [...]; pero este final desdibujado facilita la evasión del pensamiento, librándolo de fijarse en la futura ruina». (La trayectoria poética de Garcilaso, Madrid: Revista de Occidente, 1968 2.ª ed., p. 163). Esos dos últimos versos acaso nos puedan sugerir, también, el último acorde de una composición musical que se apaga lenta, melancólicamente, y tiembla en el aire hasta desvanecerse por completo. Asimismo, el juego de palabras mudará y mudanza recuerda los artificios tan habituales en los cancioneros del siglo XV.
En cuanto a su forma métrica, es la siguiente: catorce versos endecasílabos con acentos en 6.ª y 10.ª sílabas —los predominantes— o en 4.ª y 8.ª sílabas, encabalgados en su mayoría; con rima consonante o total, en el siguiente orden: ABBAABBACDEDCE. Se trata, pues, de un soneto, una de las estructuras métricas o estrofa compuesta incorporadas de manera definitiva a la métrica española por Garcilaso, tras los ensayos habidos en el siglo anterior (como los sonetos del marqués de Santillana, «fechos al itálico modo», por ejemplo significativo).
Son numerosos y concluyentes, por tanto, los rasgos que definen a esta composición como un texto singularmente representativo y de plenitud del Renacimiento, y de modo más concreto, de la creación poética de Garcilaso: abundancia de adjetivos (apenas hay sustantivos sin ellos), sugestión sensorial y colorista, el tema e ideas que expresa, abolengo clásico, forma métrica de origen italiano, equilibrada expresión del pensamiento. Paradigma renacentista en definitiva.Utiliza palabras que se refieren al color(vena del oro-rubia,cuello blanco).La tema principal es juventud:hay que disfrutar de ella antes de que nos pongamos viejos ,(antes de que marchitemos como una rosa-metáfora,la metáfora contraria es dulce fruto-esto refiere a juventud ),el tiempo es nuestro enemigo.Las subtemas son: la belleza y el amor.En los 8 primeros versos describe la belleza.(rosa y azucena –describe el ideal de la belleza en renacimiento).˝ Marchitará la rosa el viento helado,todo lo murdará la edad ligera por no hacer mudanza en su costumbre˝-la costumbre del tiempo es cambiar las cosas.Garcilaso usa un juego de ideas con las palabras ˝mudará˝ y ˝mudanza˝ que producen un efecto casi paradójico: el tiempo cambia todo menos la costumbre de cambiar todo.
JULIUS
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