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Štvrtok, 21. novembra 2024
Samuel Beckett
Dátum pridania: 15.08.2005 Oznámkuj: 12345
Autor referátu: adrriana
 
Jazyk: Španielčina Počet slov: 2 035
Referát vhodný pre: Vysoká škola Počet A4: 6.5
Priemerná známka: 2.95 Rýchle čítanie: 10m 50s
Pomalé čítanie: 16m 15s
 
Pero de ahí a que se considere hermético, incongruente, abstruso, incoherente, su teatro, va la misma diferencia de que porque nos guste el teatro de Crommelynck consideremos viejo el de Sófocles. Beckett no niega nada de lo mejor del teatro que l e precede. Diríamos incluso que su obra es un acto de fe en el buen teatro, puesto que buen teatro es el suyo. Solo que distinto. Pero tampoco nadie ha pretendido comparar El alcalde de Zalamea con Extraño intermedio, ni La señorita Julia con Romeo y Julieta. Cada obra teatral que señala un hito es una obra teatral que señala un hito, y no hay por qué buscar salidas tangenciales.
Godot fue, primero, la obra del impacto. La obra que le inspiró a un cura alemán su sermón dominical; la obra que, gustada en principio por mínimos grupos de lectores, fue sembrando entusiasmo y pasiones hasta verla convertida en última y absoluta realidad dramática sobre los escenarios. En attendant Godot es la creación teatral de mayor originalidad que ha producido el teatro desde hace muchos años, inmemoriales casi. Es la obra sin trucos, aunque con recursos; una obra escrita con inspiración y tenacidad; con talento sensible, que significa inteligencia y gracia, gracia sacada de no se sabe dónde, de no se sabe qué misteriosas, soterradas vetas, olvidadas, muertas ya en la memoria de todos, hasta que un hombre, este irlandés llamado Samuel Beckett, supo hallar esa increíble fuente donde todo el teatro, la Humanidad entera, volvió a resucitar para que, de nuevo y para siempre, sobre un escenario acontecieran cosas fundamentales. El hombre, el teatro con él, se había salvado para el arte.

Era seguir la línea de Baty cuando afirmaba: "Todo es materia dramática: los animales, las plantas, las cosas." ¿Por qué, pues, hay quien todavía se empeña que solo sean materia dramática un pensamieto romántico o una idea rosa? Viadimiro y Estragón tienen derecho a la vida en la medida en que ella puede presuponer y definir miles de vidas marcadas por un signo determinado de esperanza o de hastío, de cansancio o de indiferencia, de exaltación o de menosprecio, de ironía o de poesía. Tenían, sí, derecho a la vida. Beckett se la ha dado. Ha cumplido con su obligación. Fin de partie será una búsqueda más allá, quizá más importante, pero menos alta y cabal en el logro; ante nosotros, abre un abismo que resulta infranqueable La originalidad de Fin de partie no alcanza la genialidad de Godot.

Lo que justamente Vladimiro y Estragón están pidiendo desde esa vida suya, a los ojos de muchos absurda, la mar de lógica a los otros, son hálitos de vida, impulsos, justificaciones Venga Godot o no venga; vaya a venir o no; esto es lo de menos. Parece que es un poco perder el tiempo hacer cábalas acerca de los proyectos de Godot. Pero ¿es que si no viene cambia el drama? ¿Es que si viene el drama ha cambiado? Godot es un anuncio. Y como tal hay que tomarlo. En el último momento del destino último de Estragón y Víadimiro, Godot desempeñará un papel fundamental. Pero, hasta entonces, hay que esperar, por si viene o por si falta a la cita. La vida de ellos está, no obstante, en función de esa espera. E importa, teatralmente, más la espera que el resultado. Lo contrario sería jugar un poco a "la solución, mañana". La solución es mañana. Pero el mañana supremo de Vladimiro y Estragón, con todas sus esperanzas, Godot es una especie de consagración de la esperanza, con todo su aniquilamiento con todo su Lucky y Pozzo. Y con todo su esperar que venga Godot, que venga Godot, que venga Godot.
 
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